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lunes, 6 mayo 2024

La quiebra de la Seguridad Social en directo

EspañaLa quiebra de la Seguridad Social en directo

En estos días estamos presenciando el espectáculo de la quiebra de la Seguridad Social española en vivo y en directo.

La Seguridad Social en España se encuentra en una situación crítica que plantea un futuro desolador para el sistema de pensiones. A medida que el gasto en pensiones continúa creciendo año tras año, se evidencia una escalada que a nadie parece importar y que pone de manifiesto la insostenibilidad de este modelo a largo plazo. En 2023, se espera que el gasto en pensiones alcance la espectacular cifra de 190.000 millones de euros, un incremento de 46.000 millones desde que Pedro Sánchez asumió el gobierno en 2018 y 69.000 millones más que hace una década. Estos números no pueden pasarse por alto, ya que revelan una tendencia alarmante que exige una atención inmediata y una reforma profunda.

¿Cuáles son las razones detrás de este aumento sin precedentes en el gasto en pensiones? En primer lugar, la población jubilada en España está en constante aumento debido al alargamiento de la esperanza de vida, lo que significa que se requiere un financiamiento cada vez mayor para cubrir estas prestaciones. Además, aquellos que ingresan al sistema de pensiones hoy en día tienen un historial de cotizaciones más largo y, por lo tanto, esperan recibir pensiones más sustanciales. Sin embargo, uno de los principales factores que contribuyen a este aumento exorbitante es la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de actualizar las pensiones de acuerdo con el Índice de Precios al Consumo (IPC).

En enero de 2023, esta actualización se situó en un impresionante 8,5%, lo que generó un déficit en las cuentas del Estado de 13.600 millones de euros. Pero lo más preocupante es que estas revalorizaciones se acumulan con el tiempo, y dado que se espera que la inflación media de este año termine en torno al 4,7%, se requerirá agregar al menos otros 9.000 millones de euros al gasto en pensiones. Esta es una carga económica que no puede ser sostenida de manera indefinida y que amenaza con socavar aún más la estabilidad financiera del sistema de pensiones.

Además de estos desafíos económicos, España enfrenta otro problema crónico que agudiza la insostenibilidad de la Seguridad Social: las bajas tasas de natalidad. La disminución en la cantidad de nacimientos en el país reduce la entrada de nuevos contribuyentes al sistema de pensiones, lo que complica aún más la ecuación financiera. La combinación de una población envejecida y una baja tasa de natalidad crea un escenario ominoso para la Seguridad Social, donde los ingresos de las cotizaciones sociales ya no son suficientes para cubrir el creciente gasto en pensiones.

En este contexto, es necesario analizar a fondo los problemas estructurales que enfrenta la Seguridad Social en España y considerar soluciones a largo plazo que garanticen su viabilidad y sostenibilidad. A continuación, se exploran algunos de los desafíos más apremiantes:

1. Aumento de la esperanza de vida: Si bien el aumento en la esperanza de vida es un indicador positivo del progreso en la atención médica y la calidad de vida, también presenta un desafío importante para el sistema de pensiones. Con personas viviendo más tiempo, se requieren fondos adicionales para mantener a los jubilados durante períodos más prolongados, lo que pone presión sobre las finanzas públicas.
La hipocresía en este tema es evidente: mientras hace setenta años un hombre de cincuenta y cinco años estaba ya achacoso y afrontaba sus últimos años de vida, hoy día basta abrir cualquier revista para ver que a esa misma edad las generaciones actuales hacen deporte, siguen las modas más o menos juveniles y llevan una vida activa que todavía se prevé larga.
La esperanza de vida cuando se funda la Seguridad Social y se establecen los números básicos para que funciones, era quince años menor que hoy día pero la demagogia imperante insiste en mantener la edad de jubilación en los mismos 65 años llevando irremisiblemente a la Seguridad Social a la quiebra.

2. Actualizaciones de pensiones según el IPC: La decisión de vincular la actualización de las pensiones al IPC ha demostrado ser una estupidez. A medida que la inflación aumenta, el costo de mantener las pensiones al ritmo de los precios se vuelve abrumador. Es fundamental repensar este enfoque y buscar alternativas más viables.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el PSOE depende de que millones de funcionarios, pensionistas y paguitas tengan la certeza de que los socialistas les van a aumentar las pagas para que les sigan votando a pesar de que lleven al país a la ruina o destruyan las instituciones básicas que garantizan la convivencia de la Nación.

3. Bajas tasas de natalidad: La baja tasa de natalidad en España no solo reduce la base de contribuyentes, sino que también plantea interrogantes sobre quiénes serán los futuros trabajadores que sostendrán el sistema de pensiones. Es necesario promover políticas que fomenten la natalidad pero esto choca de frente con el ideario de las izquierdas que ven a la familia como un foco conservador contrario al batiburrillo identitario en el que los partidos progresistas andan perdidos: trans, feminazismo, ecologismo, nacionalismos, etc.
Por desgracia para España, esta cultura progre es mayoritaria en la sociedad y sus votos van a mantener a los partidos contrarios a la defensa de la familia por lo que estamos abocados irremisiblemente a la reducción de la población que hace insostenible el sistema de pensiones públicas a medio plazo.

4. Desequilibrios fiscales: La carga de financiar las pensiones recae de manera desproporcionada en las empresas, que ven mermada su competitividad hasta el punto, como sucede masivamente con los pequeños empresarios autónomos, que se ven abocados al cierre. Esto, a su vez provoca todavía más presión sobre las empresas supervivientes que tienen cada vez más difícil sobrevivir en un mundo altamente globalizado con lo que, de mantenerse la actual espiral alcista de las pensiones, el único escenario posible es el colapso del sistema por la por asfixia fiscal del sistema productivo. Esto ocurre cuando las políticas económicas de los países están en manos de políticos estúpidos e incompetentes; ya lo advertía la cuarta ley fundamental de la estupidez humana: siempre subestimamos el potencial nocivo de las personas estúpidas; en España la responsable del desaguisado es la Chiqui y a partir de ahí se entiende todo. En Venezuela el socialismo ya lo ha conseguido y en Argentina están cada vez más cerca de ese momento.

En conclusión, la Seguridad Social en España enfrenta una crisis de insostenibilidad que requiere atención urgente. El crecimiento constante del gasto en pensiones, exacerbado por las actualizaciones según el IPC y las bajas tasas de natalidad, plantea un escenario insostenible a largo plazo. La solución a estos desafíos implica tomar medidas audaces y reformas profundas que protejan el bienestar de los jubilados y garanticen la estabilidad financiera del sistema. El futuro de la Seguridad Social en España depende de la capacidad del país para abordar estos problemas con responsabilidad y visión a largo plazo.

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