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lunes, 20 mayo 2024

Pedro Sánchez ¡qué ridículo!

EspañaPedro Sánchez ¡qué ridículo!

Muchos españoles vimos con decepción que en la pasada visita del presidente estadounidense Joe Biden,justo cuando se produjo el ataque terrorista de Hamás en Israel, se reuniese con los principales líderes europeos para tratar del asunto y entre ellos no estuviese el presidente del Gobierno de España. Sin embargo hay que entender que desde el resto de las cancillerías se mire con cierta precaución a Pedro Sánchez porque no les parece un personaje del que fiarse. Los españoles ya sabemos que miente más que habla y ya hemos aceptado como natural que cambie de opinión de un día para otro pero el espectáculo que ha dado con su última visita a Israel, dejará definitivamente claro que es un personajillo al que no se puede tener en cuenta a nivel internacional.

Pedro Sánchez ha estado de visita en Israel y Palestina pero no ha cambiado el chip. Aunque aquel es uno de los terrenos más complejos de la diplomacia internacional, donde hay un conflicto violentísimo que produce cientos o miles de muertos todos los años, ha hecho una visita igual que las que hace al Hogar del Pensionista de Torrelodones, donde le seleccionan a unos cuantos ancianos con el carnet del PSOE para que le acaricien el lomo.

El ridículo de Pedro Sánchez ha sido de una magnitud descomunal por estas tres razones que te explico a continuación.

La primera de ellas es que Pedro Sánchez, con su inmenso ego, ha debido de considerar que la suya era una voz digna de ser tenida en cuenta y que todos en el Oriente Medio estarían expectantes para oír sus palabras. La realidad es que la gira por Israel y Palestina la hace en su condición de presidente de turno de la Unión Europea, a pesar de que a nadie le importa la opinión de España en asuntos internacionales; ni tenemos tropas para intervenir en conflictos ajenos ni nuestro comercio internacional nos permite presionar a otros países ni tenemos peso en ninguna organización internacional para orientar las decisiones a favor de uno u otro bando. Por más escoltas y séquito que se esfuerce en llevar Pedro Sánchez, lo que él diga le importa un rábano a las cancillerías del resto del planeta. Muy al contrario, lo que ha hecho al anunciar que España podría reconocer al estado palestino, es absolutamente contrario a la condición de presidente de turno de la Unión Europea que ostentaba. Este tipo de cuestiones en la Unión Europea se consensúan y se mantiene una posición unificada, sin que un país pueda saltarse alegremente esa norma no escrita del consenso para evitar problemas dentro de la Unión, excepto Pedro Sánchez, claro, que para eso también es especial. Seguramente en los ministerios de asuntos exteriores de media Europa ahora se estarán tirando de los pelos preguntándose como es posible que hayan enviado a este tarado a semejante avispero para cagarla en el complicadísimo asunto de Israel y Palestina.

En segundo lugar Pedro Sánchez ha hecho un ridículo espantoso porque con sus declaraciones ha legitimado a las posiciones más extremistas de ambos bandos. Al denunciar la masacre israelí y anunciar el posible reconocimiento del estado palestino le da alas a la derecha israelí que ahora tiene un ejemplo evidente de cómo los países occidentales van a dejar solos y sin apoyo a los israelíes frente a los palestinos mientras que la izquierda moderada israelí, que esperaba el apoyo de la Unión Europea para llegar a una solución negociada, asiste ojiplática al circo de Pedro Sánchez. Con su anuncio del reconocimiento del estado palestino, Pedro Sánchez también da la razón a Hamás y a los violentos que ven que sus acciones terroristas no solo no son condenadas sino que sirven precisamente a sus fines y justifican la lucha violenta contra el pueblo judío. Sánchez, apoyando a los extremistas de uno y otro lado, solo ha conseguido remover el avispero.

En tercer lugar, Pedro Sánchez ha hecho un ridículo espantoso con su visita a Israel porque ha obviado que Israel es un estado democrático enfrentado a organizaciones terroristas inspiradas por el fundamento islámico, en las antípodas de la sociedad que el mundo libre, los occidentales, queremos en nuestros países. Dar alas a Hamás poniéndose un pañuelo palestino al cuello es apoyar el medievalismo islámico, la opresión de las mujeres musulmanas, la persecución de la homosexualidad y la represión de cualquier manifestación cultural o que refleje mínimamente un ansia de libertad frente a las jerarquías religiosas musulmanas. No se puede ser más tonto que esta izquierda woke que funciona como un altavoz del fundamentalismo islámico.

Después todavía habrá quienes se pregunten por qué España no tiene un papel más importante de los foros internacionales o por qué en la Unión Europea empiezan a mirarnos de reojo. Con inútiles de este calibre al frente del gobierno y discapacitados intelectuales al frente de la diplomacia (sí, Albares, me refiero a ti) no sé que esperamos.

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