¿Te preguntas de dónde saca la Yoli sus ideas para regalar dinero? Este artículo te muestra cómo los argentinos son sus verdaderos maestros.
Generosos bonos de 60 mil pesos (157€) para aquellos trabajadores que no alcancen el umbral de ingresos mensuales de 1,013€, o 400,000 pesos, están en el centro de la estrategia del saliente ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, quien busca asegurarse un lugar en las próximas elecciones presidenciales del 22 de octubre bajo la bandera del kirchnerista Frente para Todos.
El plan no contempla una subida de impuestos para financiar el nuevo gasto así que las administraciones públicas tendrán que imprimir más billetes para poder hacer el pago.
El programa planea entregar ayudas a un total de 5.5 millones de ciudadanos argentinos en dos pagos de 30,000 pesos, programados para septiembre y octubre, justo antes de las elecciones. Estos beneficios no solo estarán disponibles para los trabajadores del sector privado, sino también para aquellos empleados en la administración pública. Aunque, cabe destacar que las trabajadoras domésticas recibirán una suma menor de 25,000 pesos.
¿Por qué estos bonos significan un empobrecimiento general a medio plazo?
El reciente anuncio del Ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, de otorgar bonos de 60,000 pesos (157€) a trabajadores con ingresos mensuales por debajo de los 1,013€, parece ser una medida destinada a brindar alivio a las familias argentinas en medio de las dificultades económicas. Sin embargo, es fundamental analizar cómo este tipo de políticas pueden tener efectos perjudiciales a largo plazo, especialmente en un contexto de hiperinflación y devaluación de la moneda.
La entrega de estos bonos como parte de un programa de “fortalecimiento económico” es un intento comprensible por parte del gobierno de Massa de mitigar los efectos adversos de la crisis económica en el país. Sin embargo, es importante destacar que, en última instancia, esta medida puede tener consecuencias negativas sobre la economía en su conjunto y sobre los segmentos más vulnerables de la población.
La clave para entender este fenómeno está en la relación entre la emisión de dinero y la inflación. Cuando un gobierno decide imprimir más dinero para financiar programas de este tipo, como los bonos mencionados, aumenta la cantidad de dinero en circulación. Si esta expansión monetaria no está respaldada por un aumento equivalente en la producción de bienes y servicios, puede desencadenar una espiral inflacionaria todavía mayor a la que ya está destrozando a la economía argentina y tiene al 40% de la población debajo del umbral de la pobreza; todavía lejos del 98% de Venezuela pero avanzando a toda velocidad hacia números similares.
En la práctica, lo que sucede es que la oferta de dinero aumenta, pero la oferta de bienes y servicios no se expande de manera correspondiente. Esto conduce a un aumento generalizado de los precios, lo que reduce el poder adquisitivo de la moneda y, en última instancia, empobrece a los ciudadanos. Especialmente afectados son aquellos con ingresos fijos, como los pensionistas y trabajadores de bajos salarios, ya que sus ingresos no se ajustan al mismo ritmo que la inflación.
Además, este tipo de medidas también puede generar expectativas inflacionarias. Cuando la población anticipa que el gobierno seguirá emitiendo dinero para financiar gastos, tienden a gastar más rápido para evitar la pérdida de poder adquisitivo. Esto alimenta aún más la inflación y crea un círculo vicioso en el que el aumento constante de precios disminuye el valor de la moneda de manera continua.
Aunque pueda parecer que los bonos de Massa ayudarán a las familias en un primer momento, es crucial tener en cuenta las implicaciones a largo plazo. Si esta medida no se acompaña de políticas que aborden las causas fundamentales de la inflación y promuevan un entorno económico más estable, es probable que los beneficios temporales se vean opacados por un aumento continuo de los precios y una erosión del poder adquisitivo de la población. Por supuesto, este tipo de medidas son impopulares y los peronistas jamás las abordarán ninguna reforma que ataque a su base electoral de empleados públicos, subsidiados y activistas subvencionados.
En resumen, mientras que la intención detrás de los bonos puede ser noble, es esencial reconocer que este tipo de políticas inflacionarias pueden tener efectos adversos en la economía y en los ciudadanos a largo plazo. En lugar de resolver los problemas económicos, estas medidas podrían empeorar la situación al alimentar la inflación y empobrecer a los sectores más vulnerables de la sociedad.