A mí ya no me sorprende, y no creo que a estas alturas le sorprenda a nadie, que los tiroteos masivos se sucedan con regularidad en Estados Unidos. La cuestión ya no es si va a ocurrir otra masacre causada por un individuo armado hasta los dientes sino cuándo y dónde.
Esta vez la desgracia ha caído sobre una pequeña ciudad del noreste de Estados Unidos llamada Lewiston, en el estado de Maine, un pequeño territorio de 1,4 millones de habitantes donde el año pasado se produjeron 29 homicidios. Allí las normas para la tenencia de armas son increíblemente laxas. Por ejemplo, no hay un sistema de comprobación de antecedentes penales antes de la venta de un arma. También se pueden llevar sin permiso armas si no están a la vista y no existen leyes de las llamadas llamadas de bandera roja que identifican a aquellos que presentan riesgo extrema de violencia con armas de fuego o leyes que obliguen a condenados por violencia doméstica a entregar sus armas.
Con estos mimbres, anoche un individuo armado con armas semiautomáticas (un fusil de asalto) ha entrado en un bar y en una bolera disparando a diestro y siniestro y dejando tras de sí un río de sangre. Por ahora no hay cifras oficiales de víctimas pero las principales cadenas de televisión estadounidenses hablan de al menos veintidós personas fallecidas y de varias decenas de heridos.
El sospechoso del asesinato, al que las cámaras de los locales han podido grabar mientras disparaba, es Robert Card, un hombre de cuarenta años que al parecer había estado en las dos semanas anteriores bajo evaluación en una institución mental en Maine donde presentaba síntomas de esquirizofrenia y alegaba oír voces en el interior de su cabeza, según afirma la CNN. Debido a estos problemas mentales había perdido recientemente su puesto en un centro de reciclaje donde trabajaba.
El sospechoso, o como eufemisticamente se le llama en el lenguaje policial estadounidense que se ha puesto de moda gracias a las series policiales americanas, la persona de interés, es un antiguo militar en la reserva y que obviamente tiene formación en el manejo de armas de fuego y de todos los protocolos de seguridad.
Los dos tiroteos se produjeron alrededor de las siete de la tarde cuando los dos locales donde disparó a los clientes, el Schemengees Bar & Grille y la bolera Sparetime Recreation, estaban llenos hasta la bandera y provocaron escenas de caos total en las que adultos y niños trataban de huir desesperadamente del asesino. Como siempre en estos casos, la policía llegó tarde e inició una persecución muy espectacular que está siendo televisada en directo por las cadenas de televisión americana, en la que busca a un individuo armado y peligroso que se movía en un todoterreno blanco. Tras localizar el vehículo se ha dado la clásica orden a todos los vecinos de varios kilómetros al rededor de encerrarse en sus casas y no hablar con desconocidos.
Según los datos que ofrece el sitio web Gun Violence Archive, en 2023 ya se han producido 35.202 muertes por armas de fuego de las cuales 19.668 son suicidios y 15.534 son homicidios y accidentes durante el manejo de arma de fuego. Según esta misma organización Estados Unidos ha sufrido ya 565 tiroteos masivos, de los cuales treinta y uno significaron la muerte de dos o más personas. Increíblemente las armas de fuego también provocaron la muerte de 246 niños menores de doce años y de 1.157 adolescentes menores de dieciocho.
Las cifras de violencia con armas de fuego de Estados Unidos son absolutamente tercermundistas y desde Europa, donde el número de muertos, no solo por armas de fuego sino en todo tipo de crímenes, es una sexta o una séptima parte, no podemos dejar de mirar con asombro como la sociedad impasible americana asiste impasible a una cantidad tan enorme de asesinatos. Como es habitual en estos casos tras cada asesinato masivo se sucederán las manifestaciones de dolor y las propuestas para regular la tenencia y el manejo de las armas de fuego pero después llegará a la cruda realidad y en las votaciones en las cámaras legislativas donde realmente se toman esas decisiones, tanto republicanos como demócratas votarán resoluciones difusas para aparentar que hacen algo sin que realmente se llegue a cambiar nada.
Para cumplir con su cuota de postureo contra la violencia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha sido informado sobre el tiroteo, según ha informado la Casa Blanca y ha abandonado la cena de Estado que ofrecía en honor del primer ministro de Australia para mantener conversaciones con la gobernadora, Janet Mills, y con varios líderes políticos del estado, a los que ha ofrecido “total apoyo federal”.
Y así hasta el próximo tiroteo masivo.
La gente se piensa que los americanos son tontos y que los europeos somos muchísimo más listos.
En realidad Estados Unidos es un país grandioso con una riqueza espectacular y un poderío global que a cualquier europeo y a cualquier país del Viejo Continente lo deja a la altura de una zapatilla.
No obstante es cierto que nadie es perfecto y tienen un serio problema con el control de las armas.
Sin embargo, la tenencia de armas es algo tan arraigado entre los americanos que cuando llega la hora de votar en el Congreso, ni siquiera los congresistas demócratas votan a favor de imponer mayor control sobre la venta y la tenencia de armas.
Es algo que tendrían que analizar para llegar a una solución pero yo pienso que van a tardar muchos años y tendrán que morir muchos miles de personas para que alguien dé un paso al frente y corte la libre venta y tenencia de armas de fuego
No es solo que haya gente que os oponga a las restricciones coma es que hay muchísima gente que defiende una mayor libertad para portar las armas en público.