Por más que se empeñen en el Atlético de Madrid en despedir en contradecir a los pronósticos, la verdad es que la mayoría de los aficionados al fútbol, no los forofos, vemos que evidentemente el Atlético de Madrid no puede ganar la Copa de Europa ni ninguna competición donde haya equipos de esos que tradicionalmente se llama grandes. Casi desde antes de empezar el partido se puede hacer un pronóstico en el que el Atlético de Madrid va a perder y después vamos a ver una sucesión de excusas varias pero que siempre intentan echar la culpa a algo que no sea su falta de espíritu ganador.
Ayer en Anfield el Liverpool salió en tromba y Robertson y Salah pusieron a su equipo con dos goles de ventaja en el marcador porque los atléticos salieron empanaos. Le puede pasar a cualquier equipo pero si quieres ganar una competición tan dura como la Champions no puedes permitir que te metan dos goles nada más empezar el partido. Es verdad que el Atlético de Madrid trabajó mucho el partido y Marcos Llorente hizo un doblete que les llevó a conseguir empatar el partido en el minuto ochenta y uno pero aquí es donde empieza la tragedia atlética.
Una vez que se ha conseguido empatar la remontada tiene que consistir en adelantar al rival, no en quedarse a rueda que es lo que mandó hacer Simeone. Por eso once minutos después Virgil van Dijk cabeceó un córner a la red para firmar el 3-2 definitivo en lo que se supone que el entrenador mejor pagado de La Liga debería tener súper trabajado: la jugadas a balón parado. No me vale con que se use el comodín del público y la derrota se justifique por el enorme empuje de la afición que consiguió llevar a los reds hacia la victoria: al fútbol se juega en el campo, no en las gradas.
Algunas pistas de este Atleti perdedor
Que te metan dos goles en un despiste es algo que los entrenadores deberían evitar a toda costa pero si hablamos del entrenador mejor pagado de España, eso debería ser prácticamente imposible. Todavía es peor que te metan un gol en una jugada de estrategia por errores de concentración.
Sin embargo, el fallo de fondo parece estar en la incorrecta gestión emocional de Simeone, que acabó expulsado por encararse con un aficionado al que acusa de estar insultándole durante todo el partido. Independientemente de que si eso fue así el equipo técnico de Simeone debería haber recurrido a los servicios de seguridad del campo y al equipo técnico de la UEFA, la actitud de Simeone se come todo el relato del esfuerzo y lo convierte en una imagen de impotencia que alimenta el tópico del Atleti que se descompone en cuanto roza la victoria
Tampoco me sirve la polémica arbitral porque esta vez poco pueden alegar, teniendo en cuenta el penalti anulado por el VAR y que también se podría tener en cuenta que el dos uno de Llorente podría ser objeto de revisión, dado que en el fondo todo esto lo que hace es alimentar la sensación de que las derrotas no son culpa del equipo sino que todo va en contra y que son las circunstancias las que impiden la victoria del Atleti, lo que viene siendo el clásico relato de un perdedor nato.
Los aficionados pueden estar orgullosos de la reacción del equipo y sentir rabia por el desenlace. Haber superado el 2-0 inicial a lo largo de los siguientes setenta minutos demuestra que sí hay jugadores con carácter pero no hay que evitar la autocrítica. Simeone es un buen entrenador pero ayer se equivocó al dejar que el equipo entrase dormido, por hacer tarde los cambios y por empeñarse en jugar por el centro y dejar que las bandas fueran del Liverpool.
Al final el que un equipo sea capaz de remar contracorriente y pasar del dos cero al empate a dos pero que no es capaz de gestionar los momentos críticos ni las emociones me lleva a pensar que todo esto no va tanto de fútbol sino de mentalidad en los momentos clave y de espíritu de victoria. Lo demuestra la actitud que tuvo el Liverpool, que este año encadena varias victorias en el descuento, demostrando una fe infinita hasta el final y que no se conforma con un triste empate, tal vez porque ya saben que en la Champions con el nuevo formato de liga los empates valen muy poco y solo los que consigan siete victorias o más quedarán exentos del cruce de octavos.
La sensación que me queda después del partido de ayer es que vi al Atlético de siempre y que las cosas no van a cambiar porque seguirán los mismos jugadores, el mismo entrenador y la misma directiva durante muchos años más echándole la culpa a los árbitros, a la mala suerte, al césped, a las lesiones o a lo que sea para justificar sus derrotas y eso como decía al principio por más que se empeñe en ellos impide a cualquier equipo ganar una Champions League que cada año está más cara.
