Aunque en realidad son los indios los especialistas en mandar mensajes de correo prometiendo sus servicios de SEO para llevar este sitio hasta el número uno de Google y así conseguir el mayor de los tráficos del mundo y tocar el cielo con los dedos, últimamente cada vez recibo más mensajes de spam en español que prometen servicios para promocionar de muchas maneras este sitio web.
La duda que me asalta cuando veo estos correos es que provienen de dominios que no están operativos, es decir, que los manda gente que no es capaz de hacer que sus dominios tengan la más mínima visibilidad pero te prometen que el tuyo la alcanzará mágicamente. Eso es como la pregunta que siempre me he hecho de por qué los adivinos que anuncian un número de lotería no se lo compran ellos mismos para hacerse millonarios aunque luego puedan repetir el anuncio hacia el resto de la gente.
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De: «BOOM DE VENTAS» <bnemni@gmail.com>
Fecha: 26/11/2024, 7:39
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De: Clara <clara.cordero@agenciaestrategiadigital.com>
Fecha: 14/05/2025, 20:26
Hola, es un placer saludarte.
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Muchas gracias.
Re: Importante
De: Marta Vázquez <marta@generation.agencia-marketingdigital.com>
Fecha: 17/04/2025, 9:39
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Por qué las campañas de spam no funcionan como método de publicidad para negocios serios
Hay decisiones empresariales que, por más vueltas que se les quiera dar, son como intentar vender paraguas en el Sáhara: absurdas desde el minuto uno. Una de esas es usar el spam como herramienta publicitaria. Pero no ese spam que consiste en enviar un email con tu oferta a una base de datos de clientes que ya te conocen (eso es email marketing). Hablamos del spam de verdad: el que inunda bandejas de entrada ajenas con promesas irrelevantes, a menudo mal redactadas, repetitivas y, en el mejor de los casos, molestas. Vamos a ver por qué esta estrategia no solo no funciona, sino que puede ser directamente perjudicial para cualquier negocio que aspire a ser algo más que un chiringuito.
No es legal, no es ético y tampoco es rentable
La primera y más evidente razón para no hacer spam es que, en muchos países —incluyendo toda la Unión Europea— es ilegal. En España, la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico (LSSI) prohíbe expresamente el envío de comunicaciones comerciales no solicitadas por correo electrónico. Si lo haces, te enfrentas a sanciones que pueden alcanzar los 30.000 euros por infracción, según lo establece la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Que sí, que la mayoría de spammers no las pagan porque operan desde países lejanos o escondidos tras redes opacas, pero si tu empresa tiene una dirección fiscal en Cuenca o en Sevilla, no cuela.
Pero más allá de lo legal, está lo ético. Enviar spam equivale a llamar al timbre de una casa a las 4 de la mañana para ofrecer un seguro de lo smuertos. Nadie te ha pedido que lo hagas. Nadie te lo va a agradecer. Nadie va a comprar nada. En el mejor de los casos, te ignorarán. En el peor, bloquearán tu dominio, denunciarán tu empresa y se asegurarán de no comprarte ni un llavero.
Las tasas de conversión del spam son ridículas
Pero vayamos a los números. Porque siempre hay quien dice: «Bah, me da igual que me odien si consigo ventas». Bueno, pues malas noticias también ahí. Las tasas de conversión de una campaña de spam —según un estudio de IBM y Symantec— están por debajo del 0,00001%. Es decir: de cada 10 millones de correos enviados, conseguirás quizás una venta. Si eso te parece aceptable, enhorabuena: has alcanzado el nivel de autoengaño necesario para tirar tu dinero por el retrete con una sonrisa.
En comparación, una campaña de email marketing bien segmentada tiene tasas de apertura del 20% y tasas de conversión que pueden oscilar entre el 1% y el 5%. Es decir, hasta 500 veces más eficaz que el spam. Pero claro, eso requiere trabajo: construir una base de datos, obtener consentimientos, escribir correos decentes, testear los resultados… Un esfuerzo intolerable para los amantes del “todo fácil y gratis”.
Te bloquearán los proveedores de correo
Otro detalle: las plataformas de correo electrónico (Google, Outlook, Yahoo, etc.) no son tontas. Usan filtros cada vez más sofisticados para detectar envíos masivos no deseados, analizan la tasa de rebote, la cantidad de correos marcados como spam, la reputación de tu IP y hasta el número de enlaces sospechosos que colocas en tu mensaje. En cuanto detectan que estás enviando basura digital, te bloquean automáticamente.
Y cuando eso pasa, no solo dejas de llegar a desconocidos: también dejas de llegar a tus propios clientes. Tus correos legítimos empezarán a caer en la carpeta de spam incluso cuando sean importantes: presupuestos, facturas, recordatorios. Te has convertido en un apestado digital. Y lo peor es que recuperar la reputación de tu dominio o IP puede tardar meses, si es que lo consigues.
El daño a la marca es irreparable
Y esto nos lleva a otro punto clave: el daño a tu imagen de marca. El spam es, por definición, molesto. Y asociar tu nombre, logotipo o producto a algo molesto no es una gran idea. Es como anunciar un restaurante en los aseos encharcados de una discoteca a las seis de la mañana. Puede que te vean, sí, pero difícilmente van a tener apetito después de eso.
Los usuarios no olvidan a quien los molesta. Las empresas que hacen spam no inspiran confianza. Nadie quiere dar por que sí su número de tarjeta a una web que apareció en su bandeja de entrada con un “OFERTA EXCLUSIVA PARA TI” lleno de mayúsculas, errores gramaticales y enlaces acortados. Al contrario: lo más probable es que desconfíen de todo lo que les ofrezcas a partir de ese momento.
No todo lo barato es rentable
Uno de los argumentos más frecuentes es que el spam “no cuesta nada”. Falso. Puede que no tengas que pagar por anuncios, pero hay otros costes ocultos: tiempo perdido, reputación arruinada, penalizaciones legales, pérdida de confianza… Y eso sin contar con que muchos servicios de envío masivo no permiten prácticas de spam, por lo que terminas recurriendo a herramientas oscuras, servidores en la India, proxys y otras piruetas técnicas que te acabarán arrastrando al lado oscuro de Internet.
Además, muchas de las listas de correos que se compran por ahí están llenas de direcciones obsoletas, falsas o recicladas, lo que aumenta la tasa de rebote y acelera tu caída en las listas negras. ¿Te imaginas lanzar una campaña para vender zapatos españoles de piel hechos a mano y que el 90% de los destinatarios sean bots, direcciones muertas o señoras de Wisconsin?
Los usuarios no son idiotas (aunque algunos spammers lo crean)
Uno de los pecados más comunes del spammer novato es subestimar la inteligencia del receptor. Creen que con escribir “Urgente” en el asunto o prometer “50% de descuento solo hoy” van a captar la atención de alguien. La mayoría de nosotros hemos desarrollado un radar infalible para detectar basura comercial al primer vistazo. Y si un usuario detecta que intentas engañarle o simplemente molestarle, no solo te va a ignorar, sino que probablemente te acabe odiando.
Y esto es clave: el spam no solo es ineficaz, sino que genera rechazo activo. Hay miles de foros, subreddits y grupos en Telegram dedicados exclusivamente a ridiculizar y perseguir a empresas que usan este tipo de prácticas. Algunos usuarios llegan incluso a crear scripts automáticos para llenar formularios falsos, denunciar tus mensajes o saturar tus servidores. No estás jugando con fuego; estás echando gasolina a una hoguera mientras te haces un selfie.
Hay muchas otras alternativas
La publicidad seria no necesita recurrir a estos métodos. Existen estrategias éticas, legales y eficaces para promocionar productos y servicios: SEO, SEM, redes sociales, marketing de contenidos, inbound marketing, email marketing con permisos… Si tu negocio tiene algo de valor que ofrecer, lo mejor que puedes hacer es construir una reputación sólida, ganarte la atención de los usuarios y ofrecerles valor antes de pedirles algo.
Si aún así alguien insiste en hacer spam, que lo haga bajo su propia responsabilidad. Pero que no se llame “profesional del marketing”. Eso sería como autodenominarse “chef” por saber calentar una pizza congelada.
Una fuente útil para saber más
Para los incrédulos, se puede consultar este informe completo de Spamhaus, una organización internacional que se dedica a rastrear campañas de spam y los daños que generan: https://www.spamhaus.org/reputation-statistics/
Y para rematar, un pequeño dato: según Cisco, más del 85% de todo el correo electrónico que circula en el mundo es spam. Y sin embargo, ese alud de mensajes solo genera entre el 0,0001% y el 0,00001% de conversiones. Es decir: más de 99,999% de ese esfuerzo no sirve para nada. En un contexto así, la decisión inteligente está clara.
En ocasiones, los spammers envían mensajes tan absurdos que es imposible no reírse.
Un usuario compartió en Reddit un correo que recibió con el asunto: «Hurry – Limited Time Opportunity to Stop Emails Like This One».
Es que una vez que te tiras por el barranco del spam, ya no se sabe dónde puedes acabar pero, desde luego, hacer spam vendiendo soluciones anti-spam es algo que no vi venir.