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miércoles, 13 noviembre 2024

La prima de riesgo de España empieza a subir

EspañaLa prima de riesgo de España empieza a subir

En los albores del siglo XXI, la prima de riesgo española experimentó un período de relativa estabilidad, manteniéndose en niveles excepcionalmente bajos e incluso ocasionalmente alcanzando valores negativos. En otras palabras, España disfrutó de una salud económica envidiable y logró financiarse a tasas de interés inferiores incluso a las de Alemania.

No obstante, este panorama se transformó drásticamente con la crisis de deuda que azotó entre 2008 y 2012 a España y otros países del sur de la Eurozona (España, Portugal, Italia y Grecia), llevando a que las primas de riesgo se dispararan. En el caso de España, la prima de riesgo llegó a sobrepasar los 600 puntos básicos en 2012, hasta que el entonces presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, pronunció su icónica declaración que quedará en los libros de historia. En medio de crecientes primas de riesgo, que se habían convertido en la principal preocupación económica y el temor a una fractura del euro y la desintegración de la unión monetaria, Draghi afirmó: «El BCE hará lo que sea necesario para sostener el euro. Y, créanme, será suficiente».

A partir de ese punto, gracias a diversas intervenciones en los mercados, como la adquisición de bonos para reducir sus rendimientos, los intereses de los bonos comenzaron a declinar, las primas de riesgo se contrajeron y los mercados bursátiles, que habían estado en un estado depresivo durante años, experimentaron un repunte significativo. Tras años de volatilidad, la prima de riesgo española volvió a situarse por debajo de los 100 puntos básicos, una zona considerada más razonable.

Llegamos así al presente, donde tras años de estabilidad y relativo olvido de la prima de riesgo, el aumento de las tasas de interés, el temor a una recesión y las turbulencias en los mercados han resucitado la relevancia de la prima de riesgo española. En junio, en un lapso de pocos días, dicha prima ascendió de los 90 puntos básicos a más de 130 puntos básicos, en parte debido a la subida de la rentabilidad de los bonos españoles a 10 años hasta el umbral del 3%.

La previsión es que esa prima de riesgo siga subiendo a medida que el BCE vaya cerrando a España el grifo del dinero fácil para intentar controlar la inflación y eso significará que además de chiringuitos, subvenciones, funcionarios, pensionistas y pagas de todo tipo, habrá que dedicar un dineral a pagar los intereses de la deuda.

A Pedro Sánchez eso le da igual porque para tapar el agujero se limitará a pedir prestado al tipo de interés que sea para que la bola ruede, que ya lo pagará el siguiente, pero a los que vamos a pagar todos esos préstamos a base de impuestos, nos debería preocupar mucho: nos van a freír a impuestos.

¿Qué es, entonces, la prima de riesgo?

Para comprender la prima de riesgo, primeramente debemos reconocer que los países y las empresas requieren capital y emiten bonos como una forma de obtenerlo. En esencia, los bonos representan títulos a través de los cuales los países obtienen financiamiento de inversores, comprometiéndose a proporcionar un rendimiento anual y a reembolsar el capital al final del período acordado.

Por ejemplo, el Tesoro español frecuentemente busca financiamiento mediante estos instrumentos. Supongamos una subasta de bonos a 10 años con un rendimiento del 2,05%. Un inversor que adquiera 1.000 euros en bonos y los conserve durante una década recibirá anualmente un pago (cupón) equivalente al 2,05% de la inversión y, al final del plazo, recuperará el capital más el rendimiento acumulado.

Sin embargo, no todos los tenedores de bonos los mantienen hasta el vencimiento; algunos pueden venderlos o adquirirlos. Como resultado, los bonos comienzan a cotizar en el mercado, y su precio y rendimiento varían. Por ejemplo, un bono emitido al 2% puede aumentar o disminuir en valor y su rendimiento, inversamente relacionado con el precio, puede oscilar entre el 1% y el 3%. El comprador en la emisión original mantiene los términos pactados, pero quien compre en algún momento durante la vida del bono de 10 años se ajustará a las condiciones vigentes en ese momento.

Las variaciones en los rendimientos tienden a estar influenciadas por las tasas de interés y por la percepción de los inversores acerca de la solvencia (o riesgo) de que el emisor incumpla sus compromisos. Por lo tanto, si el mercado comienza a desconfiar de un país, demandará un rendimiento mayor para prestarle dinero. A mayor rendimiento requerido por los inversores, mayor será el costo de financiamiento para un país o empresa, similar a cómo una familia paga más o menos por una hipoteca según las condiciones del Euríbor y/o los márgenes. Estos costos de intereses adicionales afectan los presupuestos de los países.

Ahora, en términos más técnicos, la prima de riesgo representa el rendimiento adicional que un inversor exige para asumir un riesgo mayor en comparación con una inversión libre de riesgo, como el bono alemán a diez años, con el mismo plazo. A medida que la prima de riesgo de un país aumenta, proyecta un mayor riesgo hacia el exterior, lo que incrementa sus costos de financiamiento al obligarle a pagar tasas de interés más elevadas.

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