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jueves, 12 diciembre 2024

La isla de Achill: playas y montañas

Ocio y culturaLa isla de Achill: playas y montañas

La isla de Achill, la mayor de las islas de Irlanda, es un rincón remoto y fascinante, situado en la costa oeste, en el condado de Mayo. Este lugar se caracteriza por una mezcla impresionante de playas vírgenes, montañas escarpadas y un paisaje que parece detenido en el tiempo. Achill es un destino para los amantes de la naturaleza, aquellos que buscan perderse entre vistas que combinan el océano Atlántico y las colinas cubiertas de brezo, o explorar aldeas abandonadas que conservan el encanto de épocas pasadas. La isla está conectada al continente por un puente, lo que la hace accesible en coche, pero a pesar de esta facilidad de acceso, conserva un aire de aislamiento que es parte de su encanto.


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Las playas de Achill: arenas blancas frente al Atlántico

A pesar de su ubicación en una de las costas más salvajes de Irlanda, Achill es famosa por sus playas de arena blanca y sus aguas turquesas, que contrastan con la imagen habitual de las costas rocosas irlandesas. Una de las más conocidas es Keem Bay, una playa semicircular enclavada en una bahía rodeada de acantilados y colinas verdes. La imagen de Keem Bay es tan impresionante que ha sido considerada una de las playas más bonitas no solo de Irlanda, sino del mundo. Las aguas cristalinas de la bahía invitan a los visitantes a nadar en un entorno espectacular, aunque, como en la mayoría de las playas de la costa oeste irlandesa, las aguas del Atlántico suelen ser bastante frías.

Keem Bay no es solo un lugar para disfrutar del sol o el mar, sino también un sitio con una rica historia. Durante muchos años, fue el centro de la pesca del tiburón peregrino en Achill, una especie que ahora está protegida y que, en ocasiones, aún se puede avistar en las aguas que rodean la isla. Un sendero que sube desde la playa permite explorar los antiguos miradores que utilizaban los pescadores para divisar a los tiburones, ofreciendo vistas espectaculares sobre el Atlántico.

Otra playa destacada en Achill es Keel Beach, una extensa franja de arena que se abre al océano y está respaldada por las montañas de Slievemore. Keel Beach es popular entre los amantes del surf y el kitesurf, gracias a las constantes olas y los fuertes vientos que caracterizan esta parte de la costa. Es también un lugar ideal para largos paseos por la arena o simplemente para relajarse mientras se escucha el romper de las olas. Las montañas que rodean la playa ofrecen un telón de fondo impresionante, y la combinación de playa y montaña convierte a Keel en un lugar único para disfrutar de la naturaleza.

Dugort Beach es otra de las joyas de Achill, una playa menos conocida pero igualmente hermosa, situada en la parte norte de la isla. Esta playa es un lugar ideal para quienes buscan tranquilidad y espacio para disfrutar de la serenidad del entorno. Las colinas que la rodean protegen la bahía, creando un ambiente más recogido que contrasta con las playas más abiertas del sur.

Las montañas de Achill: Slievemore y Croaghaun

Achill no solo es famosa por sus playas, sino también por sus montañas, que ofrecen algunas de las rutas de senderismo más espectaculares de Irlanda. La montaña de Slievemore, que se eleva a 671 metros sobre el nivel del mar, es una de las más icónicas de la isla. Su cima ofrece vistas panorámicas de toda la isla y el océano Atlántico, con sus paisajes ondulantes de turberas, praderas y lagos. La subida a Slievemore es relativamente accesible y no requiere una gran experiencia en senderismo, aunque el clima puede cambiar rápidamente, como es habitual en la costa oeste de Irlanda, lo que hace imprescindible ir bien preparado.

Uno de los aspectos más interesantes de Slievemore es la presencia de la aldea abandonada de Slievemore, un conjunto de más de 80 casas de piedra que datan del siglo XIX y que fueron abandonadas durante la época de la Gran Hambruna. Este lugar, conocido como The Deserted Village, ofrece un viaje en el tiempo a un periodo oscuro de la historia irlandesa, cuando miles de personas se vieron obligadas a emigrar o perecieron debido a la hambruna que asoló el país. Caminar entre las casas en ruinas, muchas de las cuales aún conservan los vestigios de los hogares que una vez albergaron, es una experiencia conmovedora, que contrasta con la belleza natural que rodea a la aldea.

La montaña de Croaghaun es otro de los grandes atractivos para los excursionistas en Achill. Con una altura de 688 metros, Croaghaun alberga los acantilados más altos de Irlanda y los terceros más altos de Europa. A diferencia de los más conocidos acantilados de Moher, los de Croaghaun son mucho menos accesibles y, por lo tanto, mucho más salvajes y solitarios, lo que los convierte en un lugar perfecto para quienes buscan una experiencia más auténtica y alejada del turismo masivo. Desde la cima, las vistas son impresionantes: el océano Atlántico se extiende hacia el horizonte, y en días despejados, es posible ver las islas de Inishkea. Estos acantilados son también un lugar ideal para la observación de aves, ya que muchas especies de aves marinas anidan en las paredes rocosas.

Historia y cultura en Achill: entre leyendas y realidad

Además de su belleza natural, Achill tiene una rica historia y un profundo vínculo con la cultura irlandesa. La isla ha estado habitada durante miles de años, y sus paisajes están salpicados de monumentos prehistóricos, fortalezas de la Edad del Hierro y restos de antiguos asentamientos.

Uno de los sitios más importantes de la isla es el Castillo de Kildavnet, una torre de vigilancia del siglo XV que fue construida por Grace O’Malley, la famosa «Reina Pirata» de Connacht. Grace O’Malley fue una de las figuras más legendarias de la historia irlandesa, una líder y navegante que luchó contra los ingleses en defensa de su territorio. El castillo de Kildavnet se encuentra en la costa sureste de Achill y ofrece una visión de la vida de los clanes que controlaban esta parte de Irlanda durante la Edad Media. Aunque el castillo está en ruinas, sigue siendo un símbolo del poder de los clanes y de la resistencia irlandesa frente a las invasiones.

Achill también tiene una fuerte tradición artística, y la isla ha atraído a pintores y escritores durante generaciones, inspirados por sus paisajes y su atmósfera aislada. El Achill Heinrich Böll Cottage, una residencia literaria, es un tributo al premio Nobel alemán Heinrich Böll, quien pasó mucho tiempo en la isla durante los años 50 y 60. Su famoso libro «Diario irlandés» refleja sus experiencias en Achill y su fascinación por la cultura irlandesa.

El patrimonio cultural de Achill también se manifiesta en sus festivales y en la música tradicional irlandesa que se toca en los pubs locales. La música tradicional sigue siendo una parte fundamental de la vida en la isla, con sesiones regulares en las que se tocan instrumentos como el violín, el acordeón y la flauta. Para quienes desean conocer más sobre la vida tradicional en Achill, es recomendable visitar el Achill Heritage Centre, donde se puede aprender sobre la historia de la isla, desde los primeros asentamientos hasta la época moderna.

Actividades al aire libre: surf, ciclismo y más

Achill es un paraíso para los amantes de las actividades al aire libre, con una amplia gama de opciones que van desde el surf hasta el ciclismo y la pesca. Las playas de Keel y Keem son populares entre los surfistas, quienes disfrutan de las olas que vienen directamente del Atlántico. Las condiciones en estas playas son ideales tanto para surfistas experimentados como para principiantes, y varias escuelas de surf ofrecen clases y alquiler de equipo para quienes desean probar este deporte en un entorno espectacular.

El ciclismo es otra de las grandes atracciones de Achill. La isla forma parte de la Great Western Greenway, una ruta ciclista de más de 40 kilómetros que sigue la antigua vía del tren desde Westport hasta Achill. Esta ruta ofrece a los ciclistas la oportunidad de disfrutar de algunos de los paisajes más impresionantes de la costa oeste de Irlanda, pasando por montañas, lagos y playas. La ruta es adecuada para ciclistas de todos los niveles, y su terreno relativamente llano la convierte en una opción accesible para toda la familia.

Para los aficionados a la pesca, las aguas de Achill son ricas en una amplia variedad de especies marinas, desde trucha y salmón hasta lubina y caballa. Las excursiones de pesca en barco son una opción popular, y permiten a los visitantes experimentar la emoción de pescar en el Atlántico mientras disfrutan de las vistas de la costa.

Los paseos en barco alrededor de la isla son una excelente manera de explorar las calas y bahías más recónditas de Achill, así como de observar la fauna marina, que incluye focas, delfines y, en ocasiones, ballenas. Estas excursiones ofrecen una perspectiva diferente de la isla, y permiten ver sus espectaculares acantilados y playas desde el mar.

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