Como todos los meses, la Guardia Civil ha distribuido una nota de prensa en la que relata que una de sus operaciones, esta vez se ha llamado operación Nazarí Ordo, ha desarticulado un montón de centros de producción de marihuana en pueblos del área metropolitana de la capital.
Esta operación se parece a la anterior igual que la anterior se parece a la anterior del mismo modo que la anterior se parece a la anterior. Es una sucesión de operaciones que parecen no afectar al cultivo de marihuana que sigue rebrotando pese a todas estas operaciones.
En este caso las operaciones se han desarrollado en los municipios de Santa Fe, Láchar y Peñuelas y se han desmontado diecisiete invernaderos interiores gracias a la colaboración de las compañías eléctricas. Resulta que detectar estos invernaderos es relativamente fácil si se mide el consumo eléctrico contratado en una zona y el consumo real porque para producir la marihuana se necesita una cantidad enorme de luz y de calor que simule las condiciones del exterior, además de una cantidad ingente de filtros de aire que eviten el que el olor a marihuana se extienda alrededor del invernadero.
Pese a todo, descubrir estos invernaderos es bastante fácil porque además de ese asunto del consumo eléctrico, está el tema del olor, que es inevitable y que por muchos filtros que se pongan acaba escapando de la vivienda donde se está cultivando cannabis sativa y se extiende por todo el vecindario. Todo el que vive en una calle sabe en qué vivienda se está cultivando marihuana pero nadie habla.
Y sabiendo que es tan fácil detectar estos centros estos invernaderos todos nos hacemos la pregunta más obvia ¿por qué la Justicia y la Policía no le meten mano al asunto de la marihuana en Granada?
Es verdad que es en mi provincia en donde se producen las mayores aprensiones y se desmontan todos los meses el mayor número de invernaderos de marihuana pero aquí todos sabemos que la marihuana es un negocio floreciente y que la lucha por el control de la producción y la distribución de la droga enfrenta a clases de la etnia que todos sabemos e incluso ha traído a delincuentes del este de Europa, de esos que forman bandas con experiencia militar y que van armados hasta los dientes con fusiles de asalto y pistolas y que dan mucho miedo.
Pero la maquinaria del estado es demasiado potente como para que esté paralizada ante el floreciente negocio de la marihuana granadina. Bastaría un juez con toda su oficina judicial en un pueblo, acompañado de un número suficiente de policías con sus correspondientes perros para acabar en un par de días con toda la producción de cannabis sativa en esa zona, para pasar la semana siguiente a otro pueblo y así desmontar el tinglado en seis meses.
¿Qué es exactamente lo que no entiendo? ¿Qué es lo que se me escapa? ¿Es simple incompetencia administrativa, que es bastante posible, o es que hay algo más detrás de esa mano blanda con la producción de marihuana? ¿Qué sabe el subdelegado del Gobierno socialista que los ciudadanos no sabemos para que no le metan mano de una vez esta lacra que tanta miseria y violencia genera?
Yo creo que es simple incompetencia.
Pensar que un juzgado con todas sus funcionarios se va a dedicar a trabajar en serio y a complicarse la vida metiéndose en un jaleo así, es no saber lo flojo que son todo esto de la justicia.
Que nadie se piense que los juicios tardan dos o tres años por los trabajadores que esta gente, que no, que si tarden todo ese tiempo es porque no dan un palo al agua y solo trabajan para redactar comunicados protestando y quejándose por la mala fama que tienen.
Con esos horarios que tienen en la justicia, de nueve a dos, menos el rato de desayunar y hacer la compra, no me extraña que tarden tanto en sacar el trabajo.
Lo de la marihuana en Granada empieza a oler a chamusquina porque a marihuana ya huele desde hace mucho tiempo y cada vez somos más los que pensamos que la corrupción está llegando a las instituciones y por eso no hay una decisión un compromiso de la administración y de la justicia para acabar con esa lacra.
Espero que se tomen todas las medidas necesarias antes de que sea demasiado tarde y los tentáculos del narco entren en los juzgados, en la policía, y en la política.
No falta mucho.
En Granada todavía hay mucha gente que legitima el cultivo de marihuana como pequeño negocio.
El narco ya está aquí y va a costar mucho trabajo erradicarlo. Hará falta que algún día llegue un subdelegado del Gobierno valiente, unos policías decididos y un juez con sentido común para acabar con esta lacra, pero siendo necesarios tantos actores a la vez, mucho me temo que ni tú ni yo lo veremos y tendremos que seguir escuchando las noticias de enfrentamientos a tiros en Cartuja, de detenciones y de desmantelamiento de invernaderos.