Un potente terremoto de magnitud 6,9 en la escala de Richter ha sacudido la madrugada de hoy a Marruecos, dejando a su paso una estela de devastación que afectó principalmente a las zonas más empobrecidas del país. Con al menos 296 personas fallecidas y 153 heridas, este trágico suceso pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar las condiciones de construcción precarias en las que viven millones de personas en Marruecos.
Actualizado a las 19:00 del sábado 9 de septiembre:
El número de víctimas asciende, según el cómputo llevado a cabo hasta las 19:00 hora local (GMT+1), a 1.305 muertos y 1.832 heridos, 1.220 de ellos en estado muy grave, según los últimos datos difundidos este sábado por el Ministerio del Interior marroquí.
Se han registrado víctimas en una decena de provincias. La mayoría de fallecidos se concentran en la provincia de Al Hauz —al sur de Marrakech y cercana al epicentro—, con 694 fallecidos, seguida de Taroudant (347 víctimas mortales), Chichaoua (191 fallecidos), Ouarzazate (39), Marrakech (14), Azilal (11), Agadir (5), Casablanca (3), Al Youssufia (1) y en Tinguir (1).
El epicentro del terremoto se localizó entre las ciudades de Marrakech y Agadir, dos de las urbes más afectadas por el sismo. El desastre se desató alrededor de las 23:11 horas, hora local, y se sintió desde Marrakech hasta la capital, Rabat. Sin embargo, lo que hace que este evento sea aún más impactante es el hecho de que la gran mayoría de las víctimas provienen de zonas empobrecidas, donde la calidad de la construcción es notoriamente deficiente.
Según el Ministerio del Interior de Marruecos, las víctimas han sido trasladadas a centros hospitalarios en busca de atención médica urgente. A medida que los equipos de rescate trabajan incansablemente para buscar sobrevivientes entre los escombros, es evidente que la mayoría de las estructuras en estas áreas no estaban preparadas para resistir un terremoto de tal magnitud.
El jefe de división del Instituto Nacional de Geofísica marroquí explicó que, además del terremoto principal, se han registrado cientos de réplicas, muchas de las cuales no fueron percibidas por la población.
Para entender la magnitud del terremoto, basta saber que el impacto sísmico se sintió en Andalucía, con un segundo terremoto de menor magnitud, 4,8 en la escala de Richter, registrado en la ciudad de Berrechid. Emergencias 112 Andalucía informó de que más de una veintena de llamadas alertaron sobre el movimiento sísmico que se sintió en varios municipios de Huelva, Sevilla, Málaga y Jaén. Aunque no se reportaron daños significativos en España, este evento resalta la interconexión geológica entre las regiones y la necesidad de una preparación adecuada para futuros desastres naturales.
El aspecto más desgarrador de este terremoto en Marruecos es la triste realidad de las víctimas que residen en zonas empobrecidas. Estas comunidades a menudo se enfrentan a viviendas precarias y mal construidas que no cumplen con los estándares de seguridad sísmica. El resultado es un mayor riesgo de muerte y lesiones cuando ocurren eventos como este.
El terremoto ha dejado en evidencia la necesidad de abordar urgentemente la calidad de la construcción en estas áreas. Las autoridades marroquíes deben implementar medidas más estrictas de construcción y asegurarse de que se cumplan en todas las regiones del país. Además, es esencial concienciar a la población sobre la importancia de la preparación ante desastres naturales y brindar capacitación en respuesta a emergencias.
Este trágico terremoto de magnitud 6,9 en Marruecos es un recordatorio sombrío de la vulnerabilidad de las comunidades empobrecidas ante los desastres naturales. Las personas que viven en estas áreas merecen una mejor protección y oportunidades para construir un futuro más seguro. El terremoto debe servir como una llamada a la acción para abordar las deficiencias en la calidad de la construcción, la corrupción que rodea al sector de la construcción marroquí y mejorar la preparación para desastres en todo Marruecos. La vida y la seguridad de las personas deben estar siempre en el centro de nuestras preocupaciones cuando se trata de eventos tan devastadores como éste.
